¿Quién diría que un símbolo tan pequeño, singular y simple se convertiría en una magnífica fuente de información? El hashtag o “gato”, como le dicen en Chile, es el empleado imprescindible del marketing digital y de las redes sociales en general.
Fiel compañero de los Community Managers, se utiliza para saber el porqué de cada publicación que hacemos, además de ayudar a dar contexto, categorizar nuestro contenido (como en LinkedIn, que permite clasificar perfiles profesionales) y generar alcance orgánico.
En simples palabras, el hashtag tiene la misión de facilitar una búsqueda, explorar un tópico de interés o hacer que tu voz sea escuchada. Es en esta última utilidad que se ha popularizado de diferente manera, pues ayuda a contar una historia, a retratar un hecho que está sobre la mesa e incluso inmortalizar ciertos momentos históricos, como sucede en Twitter con los trending topics.
Sin embargo, esta capacidad de contar algo en pocas palabras no se limita a los hechos noticiosos, sino que se debe aprovechar en el storytelling de las marcas y empresas. Pero, para que sean efectivos, hay que saber utilizarlos, pues no basta con escribir lo que tengamos en mente.
A pesar de que el hashtag ocupa solo un carácter, las palabras que lo siguen deben ser lo suficientemente amplias para que las personas que no nos conocen nos encuentren, enganchen con nuestro contenido y nos sigan. Sin embargo, a su vez deben ser específicas para que también se junten con un grupo de contenido similar.
#Siescribesdeestamanera, se vuelve muy difícil leerte, #o #si #lo #haces #así, el usuario podría aburrirse y no prestar atención a lo que quieres decir. Además, lo mejor siempre será ocupar hashtags que tengan relación con lo que publicaste, pero evitar las palabras clave que son muy genéricas para que tu publicación no se pierda en el mar de la competencia.
Por ejemplo, si tenemos una publicación de un producto saludable, se puede utilizar #comidasaludable, no así #comida o #amolacomidasaludable. La primera, muy general. La segunda, demasiado específica.
Un día como hoy, 23 de agosto, pero en 2007, el iPhone era la novedad del mercado y el mundo ya comenzaba a utilizarlo para generar contenido. Entre todas las personas, Chris Messina, un hombre estadounidense, vio su teclado y un problema: cómo organizar toda esa masa de contenido por temáticas e intereses.
De la idea a la acción, Messina propuso el uso del hashtag, que en un inicio fue mirado en menos por Twitter: “Muy nerd, vamos a resolverlo con un algoritmo”. Poco sabían que un tiempo después, ese símbolo tan pequeño, singular y simple se convertiría en una magnífica fuente de información. El “gato” se transformaría en una herramienta clave y actual para las personas, para contar historias y mejorar el marketing de las marcas de todo el mundo.
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